Entrevistas // 2018-10-08
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Nélida Rojas
“Desde que Milagro está presa la vida no es la misma"
El 12 de octubre se cumplirán mil días de Milagro Sala presa. En la previa, Nélida Rojas, referenta que replicó su obra en Mendoza, mantuvo una charla con VCF donde además de expresar cientos de sentimientos que la atraviesan repasó la construcción del movimiento Túpac Amaru. En el diálogo, significó el antes y el presente de la persecución política, e imaginó el día después.

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Triste, como la Argentina. Hoy amanecí con rabia”, fue la primera respuesta de Nélida cuando VCF le preguntó cómo se encontraba, en los preparativos para empezar la entrevista. Su pena, entra tantas otras, iba referida a la reciente sanción del Código de Faltas. Mendoza y Jujuy comparten la “cualidad” de ser las provincias más represivas del país durante el gobierno macrista, en principio y fondo, a partir de las detenciones de la líder popular Milagro Sala, y parte de la organización, que tuvo su correlato en nuestra provincia con una ensañada persecución política a Rojas y a toda su familia sumado al desmantelamiento de su construcción social.

Nélida Rojas permaneció 150 días presa en el penal de Las Avispas. La privación de libertad continuó en su domicilio hasta que a principios de septiembre del año pasado la 8° Cámara del Crimen resolvió la absolución. Para la fiscal Gabriela Chaves, a cargo de la causa, no hubo modo de probar la asociación ilícita y las coacciones agravadas, delitos por la que fue imputada junto a toda su familia. Solo se salvaron de las causas sus doce nietos.

El próximo 12 de octubre, Milagro cumplirá mil días en prisión tras la campaña comandada por el gobernador Gerardo Morales y un Poder Judicial ebrio de los mandamientos del Poder Ejecutivo a nivel nacional.

-¿Cuál es la situación de Milagro actualmente?

Se pudo defender la domiciliaria. Pero nada ha cambiado, está igual desde el principio. Mientras tanto la justicia no actúa, mira para otro lado o peor, se ensaña, y eso que han existido muchísimos reclamos de organismos internacionales de derechos humanos. Hasta llamados de atención de estos organismos al gobierno argentino. El tema, para el poder judicial, es mantenerla presa, y no solo a Milagro, a toda la organización porque sabían lo que se les venía con el modelo de país que aplican.

Si Milagro estuviera libre hoy el país sería otro, la realidad sería otra. Sabemos lo que significa Jujuy en el mundo. Como pueblo históricamente sometido, a partir de sus originarios, es conocido por la rebeldía, y con Milagro por la forma de organización en defensa de los derechos sociales.

-¿Cómo ve el país sin la Túpac?

Veo fotos de la década pasada, de las movilizaciones de la Túpac donde se ve un mundo interminable con nuestras banderas flameantes. Siempre reflejan el orgullo y la alegría de la organización, ya sea que nos hayamos movilizado en reclamo de algo o por festejos populares. Hoy es muy triste ver la foto vacía, las banderas guardadas, nos obligaron a guardarlas.

-¿Por qué guardar las banderas?

Porque todavía siguen las imputaciones y la persecución. Lo hicimos en resguardo de nuestras familias y compañeros. No viene contra mí, Nélida Rojas, ha sido contra mi familia y nuestros niños. Además de mi detención, estuvieron presos en distintos penales y en domiciliaria, mi esposo, mi hermano, mis hijos, mis hijas, una de ellas embarazada y las dos amamantando, mis nueras. Las represalias son directas.

En un momento, durante el juicio, uno de mis abogados le preguntó a las fiscal Chaves ‘a quién más pensaba imputar’ de mi familia, si solo quedaron los chicos sin causa. Ella dijo que si era necesario a los niños también. Entonces pensamos si vuelven a detenernos, a detener a mis hijos, ¿qué sucederá con mis nietos? ¿los llevarán a un hogar? No tienen límites.

No hay entendimiento de parte ellos de que todo lo que tenemos lo hicimos trabajando. Esta casa era de mi abuelo, la fui arreglando con el dinero que gané de un juicio al estado por un accidente laboral. No tengo otras viviendas. Ninguno de mis hijos tiene casas de la Túpac. Si buscan acá, como han hecho, no encontrarán oro, somos gente común. Los vehículos que hay son porque nosotros nos trasladamos lejos con la organización, llevamos materiales de una punta a otra. Pero ellos no quieren escuchar.

Una de las hijas de Nélida, Leonela, estuvo presa durante los primeros meses de embarazo. El tiempo que duró la detención no recibió controles médicos ni vacunas. Hace unos meses nació su bebé, estuvo en terapia con neumonía. Otro de los nietos, en edad de lactancia, permanece internado por problemas en un pulmón. Las enfermedades se asocian a ese contexto.

La fiscal Chaves imputó a la familia “por haber conformado en 2007 una Asociación Ilícita”, y por “Amenazas y Coacción”. Nélida Rojas y su esposo Ramón Martínez fueron señalados como “los jefes” de la asociación. Lo curioso es que su hijo menor, Aldo, tenía 10 años cuando se armó la cooperativa, y Belén (su novia, también imputada) 12 años.

En cuanto la 8° Cámara del Crimen dictó la libertad para Nélida Rojas y su familia, la fiscal Gabriela Chaves apeló el fallo. Este año la Corte le otorgó un plazo para que continúe investigando, el mismo está próximo a vencerse por lo que aún se desconoce cómo continúa la situación la familia.

Luego de explicar todo este entramado de persecución, Nélida relató cómo lo vive en lo cotidiano. “nuestra libertad no es segura. Cada día es un nuevo día que vivimos en familia. Ya no tenemos sueños en las noches, solo pesadillas. Cada 15 días tenemos que ir a firmar al Poder Judicial por esto de que la investigación continúa y no sabemos si van a enjuiciarnos de nuevo o meternos presos directamente”.

-¿Estos castigos continúan en el plano social, Nélida?

El castigo es a través de los medios. Hace unos días veíamos un titular que dice “el gobierno les dio viviendas a denunciantes de la Túpac”. Eso lo hacen para impulsar nuevas denuncias. Los diarios hablan de nuestros autos y camionetas como si tuviéramos una concesionaria.

Hoy todos esos vehículos han sido allanados, y son nuestra herramienta de trabajo. Hasta a la novia de mi hijo le sacaron el auto, cuando ella ni siquiera es de la Túpac, el auto es de su familia. No tiene ninguna relación con la organización.

Tengo 63 años, fui enfermera, mis hijos fueron criados con mucho esfuerzo y todos se capacitaron en oficios. La gente querida se sorprende por todo lo que saben hacer. En mi casa no conocemos otra forma de vida digna que no sea el trabajo y ese fue el ejemplo que les dimos.

Ellos generan esta idea de rechazo de la gente hacia nosotros, pero nada pueden probar. Copian los modelos de Buenos Aires, lo que hacen con Cristina quieren aplicarlo acá. MDZ habla de ‘los cuadernos de la Túpac’. Una locura. Y ni siquiera son Gloria(risas).

-Al fin se ríe Nelly ¿Qué cosas le dan alegría?

La alegría de las obras que hacíamos en conjunto y las compartas en Jujuy. Cuando viajábamos para allá aprendíamos muchísimo, luego replicábamos las obras acá como los barrios, la pileta, la fábrica textil. Milagro era el ejemplo, nuestra dirigente nacional.

Se veía el resultado, nosotros decíamos que éramos unos copionesde Milagro. Una de las obras más hermosas que hicimos acá en Lavalle fue la creación del Módulo Preventivo de Salud “Dr. Ernesto Che Guevara”. Hoy está cerrado, vaciado.

Un día, no hace tanto, me trajeron las camillas y las balanzas vasculares, las tiraron en el patio. Las historias clínicas quedaron en manos de la fiscal Chaves, hoy están todas comidas por las ratas y llenas de telarañas en un depósito. Imaginate el dolor que me provocó eso, yo fui enfermera toda mi vida hasta que me jubilé.

La fábrica textil pudimos salvarla porque se la cedimos a una Iglesia evangélica. Yo no soy evangelista, pero respeto todas las religiones. Igual gran parte de esas máquinas fueron robadas. Ahora sé que en esa Iglesia les hacen a los chicos la copa de leche.

Las mil camperas de polar que quedaron sin cortar fueron a parar al medio de la nada, tiradas en un campo. Además del abandono a las obras, supe que hay usurpaciones.

La Túpac en Mendoza se formó en nueve departamentos: Lavalle, Tupungato, Tunuyán, San Carlos, Maipú, Luján, Maipú, Godoy Cruz y Guaymallén. Con la cooperativa de viviendas concluyeron mil casas. Tras la detención de Nélida y la orden de anulación de todos los proyectos, 300 construcciones quedaron a mitad de camino, 250 en Lavalle y 50 en Guaymallén.

-¿Cómo sigue accionado el resto de los compañeros?

Ya ha pasado más de un año y medio de nuestra detención y la devastación de nuestro trabajo. Han quedado pocos compañeros. Todavía permanecen 60 compañeros de la organización imputados, no están presos porque la 8° Cámara del Crimen así lo dispuso. Pero no podemos salir a reclamar nada y eso es lo que más bronca y dolor me da. A veces pienso en volver a las calles, aunque sé que no le haría bien a mi familia ni a mis compañeros. Siempre tenemos esperanza de que llegue nuestro momento, de decir nuestra verdad. Pero el daño está hecho.

-¿Qué me dice Nélida sobre estos denunciantes que fueron parte de la Túpac?

En la Túpac hay militantes de diferentes espacios, probablemente esas personas que se unieron por la cooperativa de viviendas no eran de nuestra organización como pudimos pensar, y no tenían la idea de construcción de un movimiento nacional y popular como nosotros y trabajamos por eso.

Empezamos a discutir esos temas, en asamblea, siempre de forma democrática. Pero tal vez el hacer no nos dio el tiempo suficiente para crear conciencia en estas personas o para saber quiénes eran los verdaderos compañeros. Ellos se quedaron con la idea fija de las viviendas, y nosotros no sólo hacíamos casas, construíamos un modelo de país.

No tengo bronca. Sé que los mismos que nos denunciaron terminan siendo víctimas del mismo sistema. Pero me han llenado de tristeza.

-¿Cómo fue su tiempo en la cárcel?

La cárcel no me afectó, siempre me sentí libre. Me sentí protegida. Charlé con muchas mujeres y entendí otras realidades. Hay gente ahí que ha tenido que delinquir por sus hijos. Muchas chicas buscaban estar presas para tener un lugar donde dormir y comer. Lo más doloroso era cuando les tocaba irse porque las veía que agarraban su mochilita y enrollaban su frazada y salían. Les dan un dinero para que se movilicen hacia la ciudad, un sin destino digo yo, porque no tienen a dónde ir. Yo las veía cuando se iban por la ventana. Me acuerdo de Rocío cuando se fue, me asomé y la vi con la frazadita en la espalda hasta que se perdió entre el campo.

Hay gente que la pasa peor. Yo volví a mi casa a abrazarme con mi familia, pero nunca me olvidé de esas mujeres. Ahora mi sueño es construir un hogar para ellas. Pienso que en cada departamento debería existir un albergue para ellas hasta que se reincorporen.

Lo bueno era cuando me llegaban regalos y saludos de los compañeros de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Misiones. Milagro me mandaba mensajitos en las tapas de los libros.

-¿Qué apoyos han tenido en este tiempo?

Bueno, como el que se hizo por Milagro en Buenos Aires, acá en Mendoza también se armó el Comité por la Libertad de Milagro Sala, donde hay militantes de derechos humanos, artistas hermosos, mucha gente de la cultura, abogados, periodistas. Ellos nos acompañan siempre. Igual que los compañeros de la Túpac de Maipú y Guaymallén que han estado permanentemente.

De la política te puedo decir que Guillermo Carmona y Anabel Fernández Sagasti siempre fueron a verme al penal, por eso yo hoy cuando veo los diarios o las redes, decido no meterme en la interna. Valoro a esos compañeros y punto. No me interesa ser candidata de nada, yo siempre me he sentido cómoda en este lugar. Pero bueno, a veces, en días como hoy, pienso que no estoy segura de seguir, he perdido la confianza, recobrarla me va a llevar su tiempo.

-¿Cómo vivieron la detención de Milagro?

Desde que Milagro está presa sabíamos que la vida no iba a ser la misma.

(Nélida llora, paramos de hablar, le digo que tome agua y alguna frase afectiva, algo así como que a mí también me va a hacer llorar. Ríe un poco y sigue.)

Ella no quiere que llore, pero es difícil. Incluso me dice “La Llorona”porque lloro de alegría, de tristeza, de rabia, por todo.

Yo estuve acampando 15 días en Jujuy cuando se venía su detención. Me volví dos días antes de que se la llevaran presa. La fui a ver antes de estar en el penal y durante la prisión. Estaba encerrada con un montón de compañeras de la Túpac también imputadas, las mismas que nos esperaban con los bollitos caseros cuando llegábamos, y nos despedían con un montón de regalitos.

Tengo un recuerdo fijo de cuando la iba a ver al penal: ella salía al patio y siempre estaban detrás de las rejas, escondidos entre los árboles, muchos niños que le tiraban besitos, se escuchaban sus sonidos, como pajaritos.

Te digo que en esa situación sufren los de adentro y los de afuera. Ahora, en libertad, en mi caso, tampoco puedo disfrutar de mi futuro. Van a pasar muchos años para que nuestros nietos recuperen la felicidad que alguna vez tuvimos. Se sufre mucho la impotencia porque sabemos hacer las cosas para cambiar la realidad, pero no podemos.

Varias veces que fui a ver a Milagro, ella misma me dijo, acá no están los 70 mil compañeros, si ellos la hubieran rodeado en el momento de la detención no se la podrían haber llevado. Pero entendemos que el miedo suele ser más fuerte. Recién cuando ella esté libre volverán los miles que tuvimos al lado siempre. Supieron muy bien dónde golpear Morales, Cornejo, Macri y todo su sistema de justicia y medios de comunicación.

La verdad es que en estos días, últimamente, ando muy enojada. No dejo de imaginarme y desear a un Ché Guevara vivo.

-Además de las obras ¿Qué les enseñó Milagro?

Ella nos enseñó a no bajar los brazos, por algo nos llamamos Túpac Amaru. Es que por más que hagan todos los esfuerzos por desmembrarnos no podrán. Nosotros, todos nosotros, somos Túpac Amaru.

Ella no se rinde. Vos has visto, cuando tiene oportunidad nos manda un mensaje, esposada, en pijama, toda rodeada de policías. Ella no se rinde. Demasiada traición hemos sufrido como para traicionarnos, por eso seguimos fieles a nuestros ideales, a nosotras. Somos así, nuestro sacrificio va a ir a la pachamama y se volverá a sembrar.

-¿De todas las experiencias que tiene junto a Milagro en libertad, cuál se le viene ahora al recuerdo?

Su primera visita a Lavalle. Ella bailando la cueca con un compañero sobre nuestra tierra pelada, cuando estábamos por empezar a construir. Esa fue nuestra primera conquista.

Nosotras somos como hermanas, por nuestras raíces originarias, pero también porque su mamá, como yo, fue enfermera. Cuando nos abrazamos el tiempo se hace interminable. Por sus latidos yo me doy cuenta si está feliz, preocupada o triste.

De vez en cuando hablamos, hemos entendido que necesitamos tomar distancia para pensar. Además, a veces nos trae mucho dolor hacerlo.

-¿Cómo se sigue ahora, Nélida?

Tomamos distancia para ver el horizonte. Despacito, no a las apuradas porque así hay que construir, con calma. Pero ya no desde el barro, sino en piedra. Eso vamos a hacer, solo deseo tiempo, el tiempo que seguramente nos faltó para sembrar más conciencia. Es tiempo de reflexión y brazos abiertos. De arremangarse de nuevo.


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